Inmediatamente salimos a la calle y vi por primera vez algo impresionante. Del cielo caían pequeñas bolitas formadas por hielo, y en cuando tocaban mis manos se deshacían volviéndose agua. ¡Fue algo mágico! Yo pensaba que nadie se alegraría tanto, que estarían acostumbrados, pero todo el mundo estaba exaltado y deseando que "cuajara", es decir, que se quedara en el suelo para el resto del día. Aunque no ocurrió así, fue impresionante ver esa estampa invernal, que nunca habría podido ver en Marruecos. Parece que Alá reserva algunas cosas maravillosas solo para los que viven al Norte, y me ha encantado tener la oportunidad de verlo.
¡Un saludo blogueros!
No hay comentarios:
Publicar un comentario