Este es un cuento popular marroquí acerca de los prejuicios.
Asnar era un pobre soldado, vasayo del Rey de Marruecos un rey cruel y dictador. Asnar mantenía una relación secreta con la princesa Abla, de la que estaba completamente enamorado. Se veían a espaldas del Rey, pues éste nunca permitiría que un simple soldado se casara con una princesa y le recitaba los poemas más bonitos que ella jamás había escuchado.
Un día, el Rey piyó a los enamorados juntos, y mandó a Asnar a la guerra para que lo mataran. Pero el joven guerrero, impulsado por el amor que sentía por la princesa, consiguió vencer en cada una de las batallas y volvió a Marruecos para pedir la mano de la princesa a su padre. El Rey poseido por la rabia, le pidió 1000 camellos a cambio.
Como en Marruecos no había tantos camellos, tuvo que irse a Bagdad. Allí, quiso llevarse los camellos a la fuerza, derrotando a todo el que se lo impedía, hasta que fue detenido por el Rey de Bagdad. El Rey le preguntó su nombre, al oir Asnar, reconoció el autor de sus poemas favoritos, y le dijo que si demostraba su arte recitando unos poemas, y demostraba su fuerza ganando algunas peleas, le daría los 1000 camellos. Por otro lado, como en Marruecos pensaban que ya habría muerto, el Rey mandó casar a Abla con un hombre rico.
Finalmente, en el día de la boda, Asnar apareció con los 1000 camellos y fue él quien se caso con su amada.
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